El último hombre
El presidente del Gobierno de La Rioja, Pedro Sanz, a parte de ser un corredor de reses bravas “excepcional”, tal y como demostró en las fiestas de Arnedo, le encanta ser “el protagonista” del día.
Veamos, lo fue en una Asamblea de Presidentes autonómicos, grabando al presidente del Gobierno de España José Luis Rodríguez Zapatero, y gracias a lo cuál se nos reconoció en todo el país por tener un “presidente”, aprendiz de espía, al que le “importa un pimiento” las reglas del juego democrático.
Lo ha vuelto a hacer y ha querido ser el protagonista del día pero, esta vez, en su propia casa.
El presidente Sanz quería ser “el último hombre”, el último representante político en dar sus declaraciones en relación a las obras del soterramiento del ferrocarril que se están desarrollando en Logroño, con la “cooperación” interinstitucional del Ayuntamiento de Logroño; el Gobierno de La Rioja y el Gobierno de España.
Nada más lejos del tan renombrado “maridaje de instituciones” por parte del alcalde de Logroño, el socialista Tomás Santos.
Pedro Sanz ha vuelto a demostrar que le importa “un pimiento” los proyectos de toda una ciudad, con tal de quedar como “protagonista” e intentar imponer sus proyectos. Eso es ser un líder demócrata, sí señor.
Es una verdadera lástima, que lo que es un mandato constitucional, la cooperación entre las Administraciones, en La Rioja, y gracias al Gobierno de Pedro Sanz, se está convirtiendo en algo extraordinario.
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