Democracia y libertad de expresión

 

España, desde que el Caudillo está bajo tierra, se rige por un sistema democrático. Una democracia parlamentaria.

 

Una democracia que rige, o al menos debería regir, la vida social, política y sindical. Lo digo, porque hay partidos políticos en los que valen más “los nombres”, que la opinión de la militancia.

 

¿Acaso no deberían las ejecutivas acatar lo que opina la militancia, que para eso pagan sus cuotas?

 

Asimismo se  debería respetar un principio básico de un Estado democrático como es la “libertad de expresión”, independientemente de su afiliación o no.